Adiós Nepal
Esa tristeza que agobia y ese nudo en la garganta que recorre hasta el estómago y pasa por el corazón, es la hora de la despedidas, atrás dejas amigos que se convirtieron en familia y el cariño express que desarrollaste por ellos como por el lugar que visitaste. Y es que lo más seguro es que a muchos de ellos quizás nunca más los vuelvas a ver.
Esa es la tristeza que ahora me embarga conforme me adentro en el aeropuerto de Kathmandu, la Capital de Nepal.

La hora de partir a llegado y como en otros viajes, el encanto de nuevas tierras, nuevas culturas, nuevas vivencias y nuevos amigos me hacen partir con un nudo en la garganta y una enorme tristeza en el corazón.
Nepal penetró en mi alma y su gente me robó el corazón. País de aire puro, montañas que suben hasta el cielo, eternos senderos y gente fuerte y amable que no se vence ante nada a pesar de todas las adversidades que tienen frente a ellos.

En los últimos 20 dias, mis cerca de 30 compañeros maratonistas que llegamos a este país a correr el maratón del Everest convivimos todos los días tan de cerca que desarrollamos una linda afección en ese corto tiempo.
Al igual que ellos, los guías y encargados de encabezar las largas caminatas, locaciones, comidas y preparación para tener un buen maratón, se convirtieron también en nuestras familia.

Y qué decir de los sherpas, personas nativas de las montañas del Himalaya que se ocupan de muchas de las labores pesadas, como cargar los bultos que llevamos, cocinar, limpiar o cualquier ocupación que nos facilite la estadía en estas hermosas zonas montañosas que parecen alcanzar el cielo. Mil gracias a ellos que hicieron todo lo posible para que nuestra estadía fuera la mejor posible mientras estábamos en sus lugares sagrados.
Desde ayer nos empezamos a despedir quedando un profundo hueco en el corazón. Algunos quizás nos reencontremos de nuevo, otros posiblemente nunca más nos volvamos a ver pero las experiencias vividas quedarán ahí, vivas en nuestras mentes y corazones.



Me agobia de sobremanera despedirme principalmente de los que aquí se quedan. De esas personas que dejaron el pellejo en el camino para que nuestro viaje fuera inolvidable en este hermoso país.
Se les ve una tristeza enorme a la hora de despedirnos. Nosotros los turistas que podemos entrar y salir de su país o de cualquier otro sin problema alguno, pero ellos están de alguna manera atrapados en su propia tierra.
Nepal es un país tan pobre que sólo los privilegiados pueden darse el lujo de viajar. Les piden visa prácticamente en cualquier parte y su economía no les permite viajar fuera de sus fronteras.
El salario mínimo mensual en Nepal es de unos 50 dólares. Apenas sale para comer y pocos son los afortunados en tener trabajo.
“Ojalá un día me pudieras visitar en Arizona o Nueva York”, le dije a uno de mis nuevos amigos en Nepal. “A mi también me encantaría pero jamás me darían visa para entrar a Estados Unidos”, me contestó. “Y ahora que se terminó el maratón me quedo sin trabajo, me contrataron sólo para este evento. No sé cuánto tiempo más pase para lograr otra expedición que me de empleo por unos tres meses más. Así es la vida aquí.”, me contestó con mucha tristeza.



Viajar a países como Nepal, me permite valorar lo que tengo y lo bien que podemos estar en otros países como México a pesar de todos los problemas que tenemos.
No sé mis otros compañeros, pero yo si pienso regresar a este país y quizás reencontrarme con varios de mis nuevos amigos que aquí dejo.

Las montañas del Himalaya me robaron el corazón. El maratón del Everest me elevó a otro nivel como persona y me permitió creer más en mí y de lo que puedo ser capaz.
Mis pulmones se van llenos de aire fresco de las montañas nevadas, profundos cañones y montes hermosos, llenos de vida nueva.
Me voy lleno de vivencias y aprendizaje. Me despido también embargado por la tristeza, pero me llevo la alegría de haber hecho nuevos amigos y la certeza que algún día regresaré de nuevo.

Por ahora abro la alas nuevamente. Es tiempo de visitar otros países y vivir nuevas aventuras. Después de 20 días en Nepal, llegó la hora de decir: adiós.
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Aidee
wow que mágico poder trasladarme a través de tus historias.
Tener esos sentimientos de alegría y nostalgia que solo tus historias transmiten.
Sé que lo mejor está por venir, y espero la siguientr historia.
Enhorabuena querido “trotamundo mexicano”
Hilda Gomez
Como siempre excelente historia!!
Hasta la próxima Nepal 🇳🇵
Mil gracias por compartir y llevarnos a esos lugares mágicos!!!
Paty Monterrosa
Mientras leia, podía escuchar tu voz narrando sobre lo mágico de tu visita al Everest. Me alegra saber que continuas por la vida con un espíritu renovado.
¡Bendiciones Pedro!