La vida en África: Los Masai en Tanzania
Recorrí las praderas de una aldea Masai cerca de Arusha, Tanzania guiado por un joven Masai que tenía un sentido del humor tan fascinante como sus conocimientos y amor por su cultura y la historia de sus antepasados. Aunque los tiempos están cambiando, me dijo el chico espigado de sonrisa enorme y ojos que parecían decir más que sus palabras.
Gabriel, como lleva por nombre, me sumergió en su mundo Masai. En dos días que pasé en un resort que asemeja a una aldea Masai, me llevó a conocer un poco de todo para saber más de la vida en África. El primer recorrido lo hicimos por las praderas donde me mostró todo tipo de plantas medicinales que usan para curar cualquier malestar que padezcan y gracias a esas plantas, me dijo, los miembros de su tribu nunca asisten a un hospital cuando se enferman.

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Los Masai viven y dependen de su ganado, principalmente de vacas, cabras y ovejas. Pueden pasar hasta 12 horas cuidando a sus animales en las colinas o llanuras sin almuerzo ni agua y siempre cargan un bastón de palo que sirve para apoyarse, defenderse de animales salvajes o abrirse camino entre la maleza, es como una parte extra de sus cuerpos, desde niños acostumbran a cargar el garrote o bastón. Muchos de quienes cuidan el ganado son niños o mujeres y pasan todo el día caminando tras los animales. Cuando tienen sed recurren a ciertas plantas que contienen líquido y así se hidratan, y hay otras que sirven de alimento o algo de energía, porque ellos no llevan comida ni agua durante el tiempo que cuidan los animales, me comentó Gabriel.
“El cambio climático los ha afectado en demasía …”
Las tribus Masai viven en pequeñas chozas construidas de barro que mezclan con estiércol de vaca y ramas. El esposo, según Gabriel, duerme solo en una choza más pequeña al lado de la choza de la familia y cuando quieren tener intimidad como pareja, ella pasa un rato a la choza de su esposo y luego regresa a dormir en la suya con sus hijos.

Su cultura es vibrante y colorida, muy característica de la vida en África, son personas muy sonrientes que reciben alegres al extranjero que los visita. Tristemente los Masai viven en condiciones de pobreza extrema, y según informes recientes, el cambio climático los ha afectado en demasía porque no hay agua para cultivar las tierras y sus animales se mueren con frecuencia por las prolongadas sequías.
” Jóvenes Masai de nuevas generaciones van dejando las costumbres de sus antepasados…”
Los Masai han vivido históricamente en Kenia pero también se encuentra en países cercanos como Tanzania. Son conocidos como nómadas aunque muchos se quedan de manera permanente viviendo en aldeas. Jóvenes Masai de nuevas generaciones, como Gabriel, van dejando las costumbres de sus antepasados y ya no quieren vestir sus trajes típicos que son tradicionalmente en colores rojo y azul. Parecen una especie de manta o tela larga que se enredan en el cuerpo dando una forma de vestido. Estas nuevas generaciones de jóvenes Masai buscan ahora usar pantalones, camisas o blusas, en el caso de la mujer.

Hay otras costumbres que también les gustaría dejar atrás. Gabriel de 23 años por ejemplo, tiene marcadas las mejillas desde los cuatro años de edad. Sus padres le marcaron dos pequeños círculos con un fierro caliente por temor a que alguien se lo robara, pero así están marcados varios en su familia incluyendo sus propios padres. Es una costumbre Masai, me dijo Gabriel, muchos en su aldea natal están marcados. Es una creencia de generaciones que así lo siguen haciendo muchos aún hasta el día de hoy. Él se siente muy orgullo de la marca Masai que lleva desde los cuatro años en sus mejillas, pero no le gustaría que sus hijos o hermanitos más chicos fueran marcados como animales con fierros calientes como lo marcaron a él. Es algo en lo que ya no está de acuerdo. Dice Gabriel que aún recuerda perfectamente el día que ese fierro caliente le marcó el rostro.

“Él no quiere tener ni ganado ni más de una esposa, ni que sus padres le elijan a la mujer con quien debe casarse…”
Los hombres Masai también practican la poligamia, aunque jamás usan ese término. El papá de Gabriel, por ejemplo, tiene tres esposas, y él tampoco está de acuerdo con eso. Ha visto muchos problemas con su padre y sus esposas viviendo bajo el mismo techo.
Las esposas siempre se encargan del cuidado del ganado o las cabras, cada mujer tiene la consigna de cuidar cierta cantidad de animales. En muchas ocasiones los hombres, saben el número de animales que poseen por las esposas que tienen, según me contó Gabriel. Pero él no quiere tener ni ganado ni más de una esposa, ni que sus padres le elijan a la mujer con quien debe casarse, algo que, según me dijo, aún se acostumbra entre los Masai. Él solo desea seguir estudiando y que otros jóvenes de su origen hagan lo mismo. Su sueño más grande es obtener su licencia como guía certificado de Safaris para ir a recorrer con turistas los grandes parques nacionales de su natal Tanzania.

Ahora Gabriel es guía en un resort que asemeja a una aldea Masai, donde los turistas pueden vivir un ambiente muy parecido al de las tribu Masai. Duermen en chozas, o bomas, como ellos les llaman, idénticas por fuera pero por dentro con lujos que un Masai no tiene. Gabriel aparte de hablar inglés, también aprendió francés y algo de español y tiene un carisma que deslumbra a los visitantes.
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“Sigue soñando que un día las cosas cambien para él y para otros jóvenes Masai…”
Por ahora debe seguir trabajando para conseguir los fondos que le permitan ir a Arusha, la ciudad más cercana, a estudiar para tramitar la licencia de guía oficial de safaris y quizás en un futuro, dice, le gustaría tener su propia agencia de turismo.

Mientras tanto sigue recibiendo turistas e introduciéndolos al mundo de su cultura Masai y asombrándolos con el interesante estilo de vida en África, mientras los lleva en recorridos por las praderas para explicarles cómo se curan con plantas medicinales, y también para que conozcan cómo viven el día a día una familia Masai, con todo y su pobreza extrema, mientras sigue soñando que un día las cosas cambien para él y para otros jóvenes Masai, que, aunque están muy orgullosos de sus raíces y la historia de sus antepasados, ahora prefieren vivir de una manera diferente.